La segunda ciudad de Gran Bretaña, Birmingham, se declara en quiebra. El ayuntamiento ya no puede hacer frente a sus obligaciones financieras y denuncia los recortes presupuestarios del gobierno. En respuesta a este fracaso efectivo del ayuntamiento laborista de Birmingham, la colíder del Partido Verde, Carla Denyer, ha declarado:
"Esto no es más que la punta del iceberg. En los próximos dos años, es probable que al menos 26 ayuntamientos de algunas de las zonas más desfavorecidas de Gran Bretaña sigan el mismo camino, y la Asociación de Gobiernos Locales ha advertido de que los ayuntamientos de Inglaterra se enfrentarán a un déficit de financiación de casi 3.000 millones de libras sólo para mantener los servicios en pie."
A un año de las próximas elecciones legislativas, este anuncio del Consejo Municipal del centro de Inglaterra, que gestiona los servicios públicos de más de un millón de personas, una cifra sin equivalente en el país (Londres está dividido en boroughs), vino a alimentar las acusaciones de abandono de los servicios públicos que apuntan a los ejecutivos "tories" que se suceden desde hace 13 años.
"Trece años de austeridad conservadora han dejado en la ruina los servicios locales cotidianos que prestan los ayuntamientos. Este problema no puede resolverse sin ingresos adicionales", afirmó el colíder del Partido Verde.
Desde el pasado martes, Birmingham ha dejado de financiar los servicios no esenciales, pero se respetarán todos los contratos ya firmados, afirman varias fuentes. El Ayuntamiento laborista no define qué constituye un servicio "no esencial" para su millón de habitantes, pero es probable que se vean afectados los parques, las carreteras y los servicios culturales.
Los cargos electos deben reunirse en un plazo de tres semanas para votar un nuevo presupuesto rectificativo en el mayor ente local de Europa.
El alcalde laborista John Cotton explicó que había tomado esta "medida necesaria" para volver a una situación saneada. Cuestionó varios gastos excepcionales, como una condena por violación de la ley de igualdad entre hombres y mujeres, así como la instalación de un nuevo sistema informático. Pero también denunció la caída de la financiación concedida por los sucesivos gobiernos conservadores y la crisis del coste de la vida.
Para Carla Denyer, esta situación debería servir de llamada de atención a los laboristas. Por su parte, cree que ha llegado el momento de gravar a los superricos, que han visto cómo su riqueza se disparaba en los últimos años, con el fin de obtener dinero extra para mantener servicios públicos vitales.
El líder del grupo de los Verdes en el Ayuntamiento de Birmingham, el concejal Julien Pritchard, también achacó la crisis a la mala gestión de la autoridad laboral local.
"Nuestro Consejo, dirigido por los laboristas, ha sufrido un destino terrible, pero también han jugado muy mal. Han gestionado completamente mal una crisis de igualdad salarial, con terribles consecuencias. Los brummies de a pie no deberían tener que pagar por el despilfarro de los laboristas", afirmó.
El gobierno conservador, fuertemente rezagado en las encuestas por el Laborismo, ha sido acusado de descuidar el tema a pesar de los riesgos conocidos desde que se derrumbó el techo de una escuela en 2018. También parecía trasladar la culpa a los municipios y las escuelas, para minimizar el problema, Rishi Sunak presentando como noticia tranquilizadora el hecho de que 95% de establecimientos no se vieron afectados por este hormigón.